Los católicos divorciados no pueden recibir el sacramento de la comunión si no es anulado su matrimonio por la Rota Romana.
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El Papa Benedicto XVI admitió el sábado su preocupación por la situación que atraviesan los católicos divorciados que no están autorizados a recibir la comunión después de contraer segundas nupcias, y pidió a un tribunal del Vaticano emitir fallos "rápidos" sobre los pedidos de anulación.
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En discurso al tribunal que resuelve las anulaciones matrimoniales, llamado Rota Romana, Benedicto dijo que las decisiones deberían ser rápidas por el bien de los feligreses, pero recordó a los juristas de la Iglesia que su tarea al dictar sus sentencias era determinar la "verdad" sobre la validez de las bodas.
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La anulación es el proceso en el que la Iglesia declara que el matrimonio nunca tuvo lugar. Esa declaración deja a los fieles en libertad para casarse nuevamente y recibir la comunión.
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En reunión de obispos de todo el mundo realizada en el Vaticano el año pasado reafirmó la política eclesiástica que niega la comunión a los divorciados católicos que se vuelven a casar sin haber anulado sus matrimonios anteriores.
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Los obispos instaron a estas personas a que se esfuercen para conseguir que el tribunal anule sus bodas.
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Benedicto admitió que existía una "preocupación pastoral" sobre la situación de estos católicos y señaló que el tema ha "surgido reiteradamente" durante reuniones de obispos.
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Es muy importante que los "fallos salgan en un tiempo razonable", expresó Benedicto refiriéndose a la decisión de los juristas del Vaticano de conceder o no la anulación.
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Pero indicó también que es importante que ayuden a las parejas a solucionar sus problemas y a "encontrar el camino de la reconciliación".
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AP
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