La tradición de la Rosca de Reyes está estrechamente ligada a la "Epifanía" o fiesta de los Santos Reyes que se celebra cada 6 de enero, por lo que debido a la importancia de esta fecha desde la Edad Media, este bizcocho ya formaba parta de la merienda de los hogares cristianos durante esta celebración.
San Mateo narra en su Evangelio que después de que los Magos de Oriente adoraron al niño, un ángel les avisó que no regresaran con Herodes, Rey de Judea que al enterarse que había nacido un niño que sería monarca ordenó matar a todos los infantes menores de dos años en su intento de acabar con aquél.
En el mismo texto bíblico se narra la huida de la Sagrada Familia a Egipto para salvar al niño, aunque la tradición también habla de que las familias de Belén escondieron a los bebés en tinajas de harina y así no fueron vistos por los soldados de Herodes y salvaron sus vidas.
Desde entonces, el 6 de enero los judíos comían pan ázimo (sin ningún agente fermentativo, por lo que era una especie de galleta muy delgada y dura), en el que escondían un muñeco de barro, recordando este acontecimiento.
Los primeros cristianos utilizaron la historia de la visita de los Reyes Magos para la celebración de la "Epifanía" y cambiaron el pan ázimo por harina blanca y levadura, cocida en forma de Rosca, endulzado con miel y adornado con frutos del desierto, como higos, dátiles y algunas nueces.
Para las primeras comunidades cristianas, la forma circular del pan simbolizaba el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin, y confites que anteriormente se escondían para representar las distracciones del mundo que impiden encontrar a Jesús.
La costumbre de partir la rosca inició en México hace unos 500 años y llegó de España, tradición que a su vez la había recibido de Francia, donde se empezó a conmemorar la llegada de los Reyes Magos durante la baja Edad Media.
En el siglo XIV en la corte de Navarra se partía, ese día, un pastel que contenía una haba y a quien le tocara se le proclamaba Rey del Haba y recibía homenajes y regalos durante un año.
Al llegar a México, durante los primeros años del virreinato, la merienda del día de Reyes se hizo tradicional, lo mismo que la rosca, la cual se acompaña desde entonces con un espumoso y caliente chocolate.
Dentro del bizcocho se colocaba una haba, símbolo de la realeza del Niño Dios, al cortarlo, quien la encontraba se convertía en el rey de la reunión y en compadre de quien ofrecía la merienda.
A mediados del siglo XIX, en la merienda del 6 de enero se llevaba a cabo la rifa de los compadres, en la que se conformaban parejas, como parte del rito se cortaba un trozo de la rosca que era regalado a la primera persona necesitada que pasara a esa casa.
Con el paso del tiempo se modificó la tradición y la haba fue sustituida por un muñequito de porcelana y después por uno de plástico.
Hoy en día nadie se vuelve compadre de nadie, ni se le obsequia un pedazo de pan a ningún necesitado. El muñequito escondido dentro de la Rosca de Reyes simboliza al Niño Jesús que los magos no encontraban porque la estrella desaparecía.
Antiguamente, la tradición en México era que quien encontrara la figura se convertía en el centro de la fiesta, se le ponía una corona hecha de cartón y cubierta de papel dorado y se le daba el nombramiento de "Padrino del Niño Jesús".
El afortunado tenía que vestir con ropas nuevas la imagen del Niño Dios que estaba en el nacimiento y presentarlo en la iglesia el 2 de febrero siguiente día de la Candelaria, para después hacer una fiesta con tamales y atole.
Lo que se ha establecido como obligación es que quien saque la figura invita los tamales el día de la Candelaria que es el término de la cuarentena de la Virgen María y, por consiguiente el fin de las celebraciones navideñas, y cuando se levantan los nacimientos.
Hoy en día, la industria de la panificación en México lucha por mantener viva esta tradición, no solo religiosa sino gastronómica, toda vez que se enfrenta al desabasto de algunos productos para elaborar la tradicional Rosca de Reyes, como es el caso de algunas frutas secas, como el higo y en particular el acitrón.
Es importante comentar que el acitrón proviene de una biznaga que desde 2003 fue catalogada por el gobierno mexicano como "especie en peligro de extinción", lo que limita su explotación comercial y origina la escasa oferta.
"La tradición de la rosca debe perpetuarce, que la unión de familias y amigos que se suele hacer en estos días al partir la rosca no se pierda".