Todo lo que rodea a David Martínez Guzmán parece estar cubierto por un velo de misterio, sin embargo algo queda muy claro para las galerías de arte, los corredores de bienes raíces y los anfitriones del restaurante Le Cirque en Nueva York; David es multimillonario.

En una ciudad en donde el arte y los bienes raíces son un espectáculo público hay un personaje “fantasmal” que tiene de cabeza a los neoyorquinos que tratan de desvelar el misterio alimentado por su largo silencio, todos quieren saber sí realmente David Martínez Guzmán compró o no la pintura “Número 5 - 1948” de Jackson Pollock un pintor abstracto influenciado por los pintores mexicanos, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

Pero hay otros neoyorquinos que no están deslumbrados por la reciente adquisición del cuadro que costó 140 millones de dólares y que conocen al financiero regiomontano hace tiempo, entre ellos se encuentran las galerías de arte de Manhattan, los corredores de bienes raíces, e inclusive los legendarios y lujosos restaurantes de la ciudad como Le Cirque donde contra su rígido protocolo es atendido cuantas veces desee
sin portar la rigurosa corbata que ahí exigen a todos.

Este mexicano multimillonario da muy pocas señales de serlo, aunque vive realmente en Londres mantiene un par de enormes departamentos en Nueva York sin la ostentación de chóferes o escoltas de seguridad, suele utilizar el metro y cuenta con el mínimo personal para atender su casa. No tiene avión propio, para sus vuelos transatlánticos o a la casa familiar en Monterrey siempre utiliza aerolíneas comerciales e invariablemente cena en Navidad con su madre.


Martínez Guzmán es hoy una historia de éxito, es hijo de Manuel Martínez y María Guzmán, y no nació en sábanas de seda. Su padre trabajaba en el negocio de maderas y aceites y eso les permitía una vida nada fuera de lo común, hasta que recibieron una sustantiva herencia. La cacería se hizo parte fundamental de los hombres de la familia, quien siempre se destacó fue su hermano Manuel. David por su poca destreza en la cacería y su nula afición a los deportes propició que fuera maltratado por su padre, y comparado con su hermano.

En la escuela era diferente, su primer educación fue en el Instituto Irlandés de Monterrey siendo un estudiante modelo que jamás bajo como mínimo del segundo lugar de calificación. Era tímido y sin interés por tener pareja, decidió marcharse a Roma donde ingresó al seminario de los Legionarios de Cristo, ahí duró solo seis meses,
esa vida no era la suya y prefirió regresar a Monterrey para ingresar al afamado Instituto Tecnológico de Estudios Superiores para estudiar Ingeniería.

Quiso trabajar en diversas empresas regiomontanas pero fue sistemáticamente rechazado porque no consideraban que su personalidad estuviera lo suficientemente definida para las responsabilidades de las compañías en una sociedad conservadora como la de Monterrey, fue entonces cuando David Martínez Guzmán volvió a empacar y se fue de su tierra.

Le solicitó al padre de un amigo un préstamo para ir a estudiar la Maestría en Negocios en la Universidad de Harvard acumulando créditos académicos que al pasar de los años le serían de gran utilidad.


Sin contemplar oportunidades reales en Monterrey le solicitó a su abuela 300 mil dólares para iniciar un negocio en Nueva York, antes de cumplir medio año en Manhattan sorprendió a familiares y amigos, porque de entrada le pagó a su abuela y al padre de su amigo los préstamos con intereses incluidos, ya no había duda, Martínez Guzmán había iniciaba una nueva vida en la capital financiera del mundo.


La carrera financiera de David Martínez Guzmán ha despertado especulaciones. “El origen del dinero que maneja, así como la operación, son uno de los secretos mejor guardados”, escribió recientemente el especialista en negocios Lucio Di Matteo. “Martínez Guzmán
operan fondos distintos, bajo el nombre Fintech opera tres, que son; Advisory, Media y Mobile, y también esta ligado a Fimex International Limited, pero ninguno de estos tiene logotipo, ni página web”. Sin embargo dentro de los más altos círculos financieros es un hombre que a sus 48 años tiene una reputación muy bien cimentada en el mundo.

Originalmente se especializó en la compra de empresas en quiebra que ponía a la alza y luego las vendía, también compro pasivos de otras empresas como Cydsa donde actualmente es el dueño de la mayoría de la deuda que vigila muy de cerca para evitar equivocaciones en su plan de negocios. Curiosamente esta compañía fue una de las que lo despreció cuando era más joven en Monterrey.

Pero lo que más prestigio le ha dado es la forma de conjuntar inversionistas que rescatan países en crisis financieras. Él fue el artífice de la reciente renegociación de la deuda de Brasil y Argentina. De acuerdo con personas que le conocen bien, en una ocasión realizó una operación de “rescate urgente” en solo dos horas, por lo cual le pagaron una comisión de 40 millones de dólares.

Su nombre se hizo público en el verano de 2003 cuando adquirió dos departamentos en un piso completo de la fortaleza del Time Warner Center en la esquina suroeste del Central Park, frente a la estatua de Cristóbal Colón y que es la sede del conglomerado America On Line, propietaria de Time Warner y CNN entre otras exitosas empresas. Este doble rascacielos tiene un exquisito centro comercial y una enorme escultura del Colombiano Botero en su lobby, es casa de millonarios que han pagado precios estrambóticos por poseer un departamento y es también sede de los restaurantes más sofisticados y caros de Manhattan. Ricky Martin la estrella latina de la música más reconocido en el mundo anglosajón pagó 7 millones de dólares por su departamento hace unos años.

Martínez Guzmán decidió comprar uno para él, y otro para su mayordomo, con un costo de 42.5 millones de dólares sin incluir los muebles y reformas al piso 76 de las torres que se levantan a 229 metros de altura. Sin hacer mucho ruido Martínez Guzmán había adquirido el departamento que en 2003 fue tasado como el más costoso de Nueva York, ciudad en donde los precios de los bienes raíces pueden ser demenciales.

Pero el regiomontano no paró ahí cuando contrató al afamado arquitecto Peter Marino para rediseñar sus departamentos con ventanas panorámicas y lujos muy significativos.
Tomó posesión de ellos en agosto de 2003, hay personas que han visto la unidad en espacio crudo. Una persona enterada de los planes del financiero mexicano dijo que pretendía instalar una piscina reflejante en el centro de living room, quería un acuario gigante, pero eso fue desechado ante las dificultades para reforzar los pisos.

“El señor Martínez y su arquitecto no devolvieron nuestras llamadas para darnos detalles del proyecto” informó The New York Times en aquellos día
s. Nadie ha podido confirmar si construyó la piscina reflejante, pero lo que sí han señalado quienes han visitado el departamento es que contiene una de las colecciones de cuadros más impresionantes que haya tenido un mexicano y que la pared que divide la zona social de las alcobas es una hermosa pared de plata.

“En ese tiempo el señor Martínez recibía llamadas y concedía entrevistas sobre sus negocios, pero desde hace un par de años se acabaron las entrevistas, su vida y sus negocios son un misterio”, dijo un periodista especializado en negocios que entrevistó una decena de ocasiones al financiero mexicano, las conversaciones siempre fueron telefónicas. “Hable tantas veces con él que cada vez que lo hacía me imaginaba un rostro diferente, pero no sólo su rostro es desconocido” dijo el periodista.

Todo lo que rodea a Martínez esta envuelto por un velo de misterio, varios vecinos de las lujosas torres dicen que nunca lo han visto y menos conocido. Un par de guardias, esos que visten de “levita y guantes blancos” creen haberlo visto salir a caminar solo y su alma, en jeans y saco sport. La élite de Nueva York tampoco conoce a este hombre con un estilo de vida envidiable aun para los estándares neoyorquinos.

Sólo existe una fotografía que ha circulado escasamente después de que comenzó a especularse que era el mexicano que había pagado 140 millones de dólares por una pintura de Pollock. Pero esa fotografía no llega a ser absoluta, Martínez Guzmán está de perfil, viste una camisa a cuadros obscura y un saco azul, sus labios están ligeramente levantados como si estuviera cantando, su piel es morena, su cabello ligeramente entrecano, y alcanza a apreciarse un mentón verdoso que anuncia su barba cerrada.


No es una novedad que David Martínez se conduzca con una secrecía obsesiva, en la primavera de 2005 visitó una afamada galería de Manhattan, era una de esas visitas a las que está habituado cuando se encuentra en Nueva York, en esa ocasión compró un cuadro que rebaso los 300 mil dólares, pero cuando descubrió en el mismo sitio a tres conocidos suyos, súbitamente se marchó. “Martínez se puso nervioso, resulto claro que le incomodó ser visto”, dijo una persona que atestiguó el episodio.

No debe haberle gustado que salieran detalles de la compra del óleo de Pollock, y tampoco cuando súbitamente su familia adquirió tanta notoriedad. De alguna manera hay cambios en la vida de este “regio rico y famoso” que cada año le cambia el auto a su madre, le paga viajes y la atiende personalmente al igual que a sus hermanas a quienes les envía una jugosa mesada puntualmente. A su hermano Manuel nada, ni un peso, ni una atención.

Seguramente todo esta fama plena en misterio será parte de la conversación con su familia cuando el 24 de diciembre próximo como cada año, David Martínez Guzmán llegue a Monterrey puntualmente para la cena navideña que el no perdona lejos de la casa materna.

Shearman & Sterling LLP desmintió

La firma de abogados Shearman & Sterling LLP desmintió a inicio de mes que el empresario mexicano David Martínez sea el comprador de la pintura “Número 5 - 1948”, de Jackson Pollock.

De acuerdo con el sitio financiero bloomberg.com en un correo electrónico enviado por la firma, niegan la información difundida por The New York Times, en la que se decía que el mexicano habría pagado a David Geffen 140 millones de dólares por la obra, y que sería la cantidad más alta pagada por una obra de arte hasta la fecha.


El récord lo tenia la “Adele Bloch-Bauer I” de Gustav Klimt, por la que Ronald Lauder pagó 135 millones de dólares en junio pasado.

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