Nunca sabremos las razones por las que el gobierno de Estados Unidos, con George Bush a la cabeza, tardó en responder a los embates del huracán Katrina en New Orleans. Tal parece que el presidente no está preparado para actuar cuando los asuntos se tornan difíciles. Ya le sucedió después de los ataques del 11 de septiembre, se quedó paralizado y se escondió.
La reacción de Bush le ha valido críticas de la prensa de ese país, hablan de actitud "racista y clasista", dicen los analistas y los reporteros que cubren la tragedia, blancos y negros, ricos y pobres sufrieron los horrores de huracán, y la mayoría de quienes siguen soportando el abandono, son negros pobres.
Según el New York Times, 28 % de la población de la ciudad es pobre (el doble de la media del país) el 84 % es de raza negra. La Universidad de Luoisiana señala que el plan de evacuación se basó en el uso del automóvil, pero el 35 % de las familias negras no tienen uno. Señalan que la causa de la negligencia no es otra que el color de la piel de la gente de la región.
"Tal vez podamos volver a construir los diques" dijo Philip Carter, un veterano periodista de la ciudad. "Pero el sentido de división extrema por la clase y la raza sobrevivirá mucho tiempo a la reconstrucción física de New Orleans"
Al Qaeda, en su odio irracional, tiene motivos para alegrarse, como lo ha hecho, de las desgracias del pueblo estadounidense y del amargo trago por el que está pasando George W. Bush. Las imágenes de televisión del huracán Katrina por Nueva Orleans son las del caos después del diluvio y la desesperación de los que no consiguieron huir, casi todos de raza negra, suplicando ayuda urgente o gritando enfurecidos contra la desidia del gobierno más poderoso del mundo.
Una reportera de la CNN se preguntaba cómo era posible que tres días después de la catástrofe ella y sus compañeros trabajaran sin problemas por las calles de la ciudad, grabando imágenes y testimonios y no hiciera acto de presencia la masiva llegada de helicópteros de rescate y primeros auxilios. No se trata de una tragedia en el tercer mundo, sino en Estados Unidos, nación que se enorgullece de poder declarar la guerra a dos países al mismo tiempo y de certificar a todos los demás.
Queda la muestra que ni con los problemas de su nación pueden y el presidente se ha visto obligado a aceptar la ayuda internacional. Él, que pretende gobernar al mundo, no logra evitar que se le inunde su patio trasero. Suena despectivo, pero lo que vemos devastado son tres estados colindantes al Golfo de México que sufren las consecuencias de décadas de abandono por parte de Washington.
¿Cuántos dólares de las arcas públicas les negaron por la guerra en Irak, para reforzar los diques de contención y regenerar la línea costera de la ciudad que esta por debajo del nivel del mar y es sometida a la amenaza permanente de huracanes?
Bush tendrá que dar muchas explicaciones y adoptar medidas drásticas, si no quiere morir ahogado en su propia corriente de impopularidad en la que ya vivía antes de la llegada de Katrina.
El gobierno estadounidense solicitó "finalmente" ayuda a la comunidad internacional para enfrentar la devastación en Alabama, Luisiana, y Mississippi y Florida, admitiendo "también" que hay miles de muertos tras esta tragedia. En el pasado habían aceptado la asistencia internacional tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 que causaron la muerte de más de 3 mil personas.
El recurso de la ayuda internacional es algo excepcional para este país, la primera potencia económica, política y militar del planeta y el mayor proveedor de ayuda en las catástrofes en el extranjero. En un hecho inusual, Bush aceptó la asistencia de Naciones Unidas, la Unión Europea y la OTAN, luego de que el jueves pasado declinó toda ayuda del exterior, pero rectificó el rumbo al asegurar que estaban "abiertos a toda forma de asistencia".
Países que tienen tensas relaciones con Washington, como Cuba o Venezuela, dijeron estar preparados para aportar su colaboración. Caracas en particular, abastecerá con un millón de barriles de petróleo, y Cuba con médicos de primer nivel y lo que sea necesario.
Craig Vanderwagen, miembro del Servicio de Salud Pública, dijo que sólo en una morgue, instalada en la prisión de St. Gabriel, se espera la llegada de entre mil y 2 mil cadáveres. Entre los miles de personas que están esperando ser rescatadas desde hace una semana, puede que estén muriendo más de 10 personas al día, según la cadena televisiva Fox. En el aeropuerto de Nueva Orleans un camión frigorífico guarda los cuerpos que van llegando. A esas mismas instalaciones están llegando miles de refugiados que permanecían hacinados en el Centro de Convenciones de Nueva Orleans, a la espera de que sean trasladados a centros de acogidas en Texas u otros estados.
La organización terrorista Al Qaeda en Irak, dirigida por el extremista jordano Abu Musab Al Zarqawi, celebró ayer la muerte y devastación causada por el huracán Katrina en Nueva Orleans, en lo que consideró el fin de Estados Unidos. En declaración difundida por Internet, cuya veracidad no ha sido confirmada, el líder extremista indicó que "Katrina, fue un castigo de Dios. La gran ira de Dios ha golpeado a los líderes opresores dejando miles de muertos y pérdidas económicas de miles de millones. Todavía ayer América (EU) golpeaba, mataba y hacia pasar hambre a todos aquellos que quería. Hoy mendiga petróleo y alimentos. América fue golpeada por una intervención divina", destacó el texto, según un reporte de la agencia informativa árabe Albawaba, la declaración fue firmada presuntamente por Al Zarqawi, presunto responsable de muchos de los atentados en Irak.
La policía de Nueva Orleans mató a cinco presuntos saqueadores de casas y negocios que ignoraron el alto a un grupo de ocho personas. Los fallecidos fueron confundidos en un principio como contratistas del ejército, pero la información fue desmentida más tarde por el subjefe de la policía de Nueva Orleans, W. J. Riley.
El alcalde Ray Nagin destacó que sus agentes enfrentaron en solitario la degradación social que se vivía en la ciudad sin asistencia de otros cuerpos de seguridad federal, ahora con la presencia militar, el pillaje ha disminuido, asegura. La Secretaría de Marina - Armada de México -, envío un buque con ayuda a los miles de damnificados por el huracán Katrina. El buque Papaloapan zarpo con ocho vehículos anfibios todo terreno tipo Ural y cinco helicópteros MI-17 para trasladar a personal médico y a ingenieros navales, el buque transporta equipo médico y de radiocomunicación, se enviarán víveres y materiales para la construcción de viviendas. Se espera que el buque mexicano arribe a las costas de Louisiana hoy miércoles al mediodía, tras un trayecto aproximado de 48 horas.
El presidente Vicente Fox anunció que está a la espera de que el gobierno estadounidense autorice la entrada de elementos del Ejército Mexicano para instrumentar el Plan DN-III, con el fin de apoyar las tareas de rescate y desalojo en la zona de desastre, indicó que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) tiene disponibles naves, camiones, alimentos y productos de apoyo para acudir de inmediato a la zona.
La devastación causada por el huracán Katrina no sólo contribuirá a frenar el crecimiento económico de Estados Unidos sino, que llega en un momento en el que el costo del petróleo está a precios récord, 70 dólares por barril, mientras el país utiliza de sus arcas alrededor de 5 mil 600 millones de dólares mensuales para costear la ocupación militar en Irak.
Expertos estadounidenses en finanzas opinan que aún es "muy pronto" para arrojar estimados, pero advierten que las pérdidas materiales podrían alcanzar niveles históricos, sobrepasando los 100 mil millones de dólares con consecuencias todavía impredecibles para la primera economía mundial. Mientras tanto, el 78.9 por ciento de la producción normal estadounidense de petróleo en el Golfo de México seguía detenido, ocho días después de que el huracán tocara tierra, informaron las autoridades.
Esto implica una leve mejora respecto al reporte anterior, de 88.5 por ciento, que el Minerals Management Service (MMS) dependiente del Ministerio del Interior, se publicó el viernes pasado. Esto implica que, desde el 26 de agosto, 9 mil 873 millones de barriles de crudo no pudieron ser producidos, es decir el 1.8 por ciento de la producción anual de petróleo en la región del golfo (547 mil 5 millones de barriles)
Todavía el pasado viernes (cuatro días después del paso del ciclón) seguía paralizada 91 por ciento de la producción diaria de crudo y 83 por ciento del de gas natural en la zona del golfo, mientras que nueve refinerías permanecían cerradas. La súbita paralización de la producción petrolera del Golfo de México, llevó el barril de crudo a los 70 dólares, hizo desplomar al dólar, que cayó a su nivel más bajo en tres meses, y abrió interrogantes sobre una posible caída en el ritmo de crecimiento del Producto Interno Bruto de ese país.
Bush se esta ahogando...