En encuesta del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) revela que los habitantes del país se sienten más desprotegidos en el transporte público que al caminar por los alrededores de su propia casa.
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Como decimos aquí, "el miedo no anda en burro", sino en transporte público, según revela el estudio de seguridad.
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La percepción de inseguridad es constante en el 50 por ciento de los habitantes del país, a pesar de que las cifras oficiales revelan una reducción en la incidencia delictiva (en algunas ciudades, hasta el siete por ciento) la población participante en el estudio señalan que la actividad criminal se ha incrementado.
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Hacer uso de taxi, transporte colectivo, camiones foráneos, Metrobús o el Sistema de Transporte Colectivo Metro, es considerado peligroso.
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En el estudio del CIDE destaca que el 40 por ciento de la población mexicana consideró que son lugares muy inseguros.
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Las mujeres entre 18 y 45 años manifiestan mayor temor, ya que por necesidad tienen que utilizar el transporte público para acudir a sus centros escolares o de trabajo.
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El segundo lugar más inseguro para los mexicanos son las calles aledañas a su hogar, la encuesta aplicada en diciembre de 2005, el 35 por ciento de la población manifestó sentir miedo al caminar solos en su colonia o área habitacional.
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El usar automóvil propio no es garantía de protección contra la delincuencia, el estudio reveló que 34 por ciento de los mexicanos se siente inseguro, aún viajando con un acompañante, 49 por ciento manifestó sentirse muy inseguro transitando por las carreteras del país.
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La falta de prevención al delitos y seguridad pública ha ocasionado que 30 por ciento de los mexicanos se siente inseguro, cuando está solo en su hogar, el 29 por ciento manifestó que en su trabajo o escuela no se siente protegido de la delincuencia.
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Allison M. Rowland investigadora del CIDE, señala que la problemática de criminalidad del estudio es reflejo de la impunidad y falta de justicia que se percibe en la población.
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La criminalidad provoca cambios en el comportamiento de las personas, por su interés en evitar ser víctimas de un delito.
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Los cambios de hábitos y conductas traen impactos negativos en diversos aspectos del desarrollo humano, político y económico.
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Los cambios varían entre individuos por su percepción de vulnerabilidad.
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De acuerdo con la especialista, las acciones de seguridad pública deben incluir medidas diseñadas específicamente para reducir la percepción de vulnerabilidad, con base en datos y encuestas, se puede identificar tales acciones.
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El Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Inseguridad dice que 26 por ciento de la población ha tenido que cambiar sus hábitos o dejó de realizar alguna actividad por temor a ser víctima del crimen.
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