C. Andrés Manuel López Obrador
Presente
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Todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no coincido en las estrategias que ha planteado usted para sacarlos de la miseria.
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No existe ningún mexicano medianamente sensato que no esté de acuerdo con sus tesis consistente en que "primero los pobres".
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¡Claro que primero los pobres! ¿Quién puede oponerse a semejante propósito político y social? Quienes realmente queremos a este país deseamos elevar la altura mínima exigida por la dignidad humana a todos aquellos compatriotas que carecen de lo estrictamente indispensable.
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¡Claro que queremos educación para todos! ¡Claro que queremos bienestar para toda la nación! ¡Claro que queremos un ingreso per cápita de cuando menos 30,000 dólares al año para cada mexicano! ¡Claro que queremos apagar todas las mechas encendidas que no hacen sino atentar en contra de la estabilidad y el desarrollo del país! ¡Claro que queremos aumentar el ingreso pero a través de la productividad y no mediante decretos ya conocidos que disparan la inflación con todas sus consecuencias!.
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¿Quién no desea ayudar a los indios de México? ¿Quién no desea alfabetizarlos? ¿Quién no desea contener la emigración de cientos de miles de mexicanos a Estados Unidos? ¿Quién no quiere agua potable, televisión, estufas, piso de concreto y paredes de ladrillo en la casa de cada familia mexicana?.
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Andrés Manuel, todos coincidimos en la necesidad inaplazable de rescatar a los marginados, sólo que yo no coincido con sus estrategias, las que ha planteado para sacarlos de la miseria.
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Entienda que la única célula generadora de riqueza es la empresa y los empresarios a los que usted llama hambreadores del pueblo o parásitos sociales, ellos son los agentes operadores del bienestar, la práctica lo ha demostrado, usted miente.
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Todos coincidimos con el fin, pero la mayoría no está conforme con su método, se vio en las urnas. Ni partiendo el sueldo de los funcionarios públicos a la mitad, ni evitando la corrupción que devora lo mejor de nuestro país podremos generar la suficiente riqueza para crear los empleos que requiere México, la herramienta más eficaz para ayudar a los pobres que tanto nos preocupan.
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Su diagnóstico está equivocado, un gobierno encabezado por usted jamás creará los empleos que requiere México, ni extinguirá las mechas encendidas, ni impulsará la recaudación tributaria indispensable para que el gobierno aumente significativamente el gasto en Desarrollo Social.
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Nadie con dos dedos de frente podría aceptar que sus tesis económicas ayudarán a la capitalización de las empresas, ni estimularán la investigación tecnológica, ni ampliarán los mercados, ni estimularán la competitividad en el comercio internacional, ni abaratarán costos de producción, ni propondrán alternativas inteligentes para modificar el Tratado de Libre Comercio dando los pasos necesarios para acercarnos poco a poco al esquema de una comunidad económica de Norteamérica.
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No tiene ningún derecho a detener la inversión extranjera, ni la doméstica que tanto necesitamos para prosperar. No tiene justificación para espantar los capitales que vienen a ayudarnos a construir un México mejor. Usted carece de elementos, nunca los tendrá para estimular el odio entre todos los mexicanos ni para polarizar este país, ni para crear trincheras entre todos nosotros únicamente para dividirnos, la única condición en que los mexicanos hemos sido históricamente derrotados.
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Usted no representa a la izquierda sino al más catastrófico populismo del que yo no quiero jamás volver a acordarme.
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Izquierda era la de Mitterrand, la de Felipe González, es la de la Bachelet, a diferencia de la supuesta izquierda de Chávez o la de Castro, quien ha impuesto la felicidad con la fuerza de las bayonetas.
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No Andrés, para usted es irrelevante el incendio de todo lo nuestro, la destrucción de todo lo que sé a construido en los últimos siete siglos. Es claro que no le importa que nos volvamos a incendiar como en 1810, en 1858 o en 1910, siempre y cuando usted pueda compensar los vacíos sicológicos que se remontan a su infancia.
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No Andrés, ese no es el camino. Si el padrón electoral lo integran 72 millones de electores y de ellos sólo 14 millones votaron por usted, entonces 58 millones no le quieren en la Presidencia, o sea, más del 80% lo rechaza como jefe del Ejecutivo, ¿le queda claro Andrés?.
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Antepone su bienestar personal, desea intimidar a las autoridades judiciales mediante la protesta callejera. No quiero un Mussolini mexicano que acepte la ley siempre y cuando le beneficie y que rechace a la Constitución por ser una herramienta a favor de la burguesía. La mayoría somos conscientes de nuestras debilidades económicas y sociales, sólo que hemos decidido no convocarlo a usted para resolver los difíciles problemas que nos aquejan, ¿lo entiende Andrés?.
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Abandone de inmediato el llamado a la violencia, abstemgase de erigirse como intérprete de la voluntad popular y resígnese a aceptar su derrota, deje de amenazar, de ofender, de intimidar como nuevamente lo hizo ayer en el zócalo.
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La mayoría de los mexicanos no lo quiere en la Presidencia de la República, porque lejos de ayudar a los pobres los hundirá más en la desesperación, hasta que volvamos a matarnos con las manos entre nosotros mismos.
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