La crisis política que vivimos está apoyada por el fanatismo. El país es empujado a un abismo negro por unos cuantos ambiciosos de poder.
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Fanatismo es cuando López Obrador anuncia que solamente aceptará el fallo del Tribunal Electoral siempre y cuando lo reconozca a el como triunfador, y cuando amenaza desde el Zócalo a la familia de Felipe Calderón.
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Fanatismo el de ayer en la tercera asamblea informativa la cual convirtió en Asamblea Permanente hasta que haya Presidente electo y en la que ordeno bloquear Paseo de la Reforma del periférico hasta el Zócalo importándole poco el estrangulamiento de la ciudad y las perdidas millonarias que se darán a partir de los primeros minutos del lunes y mientras dure su "berrinche".
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Ratificar a Calderón presidente electo o nombrar un presidente interino, será rechazado por López Obrador. No es la defensa de un ideal democrático, es el chantaje de una ambición personal.
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Fanatismo es que Alejandro Encinas cuelgue pendones gigantes sobre los muros del edificio del Gobierno capitalino pidiendo "voto por voto, casilla por casilla", convirtiendo a la sede de un poder imparcial y plural, en una casa de campaña del PRD.
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Fanatismo es que Encinas use las "conferencias mañaneras" para hablar de su patrón López Obrador y disponga de los recursos de la ciudad para organizar los numeritos de su partido en la ciudad.
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Fanatismo es que el gobierno capitalino haya permitido días atrás en la estación del metro División del Norte una ofensiva exposición que alimenta aún más los odios, al mostrar imágenes de Calderón bajo el signo nazi.
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Fanatismo es el dedo medio convertido en ofensa de Diego Valle, empleado del gobierno capitalino frente al rostro de Calderón.
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Fanatismo es el de López Obrador que cae en el síndrome chimoltrufia: "Así como digo una cosa digo la otra". Un día dice que fue "fraude cibernético" y otro que es "fraude a la antigüita", mientras su círculo adulador ve con angustia que las impugnaciones enviadas al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se desvanecen por falta de solidez jurídica.
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Fanatismo es cuando López Obrador habla de "fraude electoral el 2 de julio afirmando que es una ofensa para el pueblo mexicano". Primero, el PRD no ha comprobado un fraude generalizado. Segundo, el 65% de quienes votaron hace tres semanas no lo hicieron por él, así que no es todo el pueblo.
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"Yo ya gané la Presidencia". "Que Calderón acepte que perdió". "Tengo el derecho a dudar del fallo del Tribunal". "Muchos murieron para crear las condiciones que permitieron que Fox llegara a la Presidencia", son algunas frases de la entrevista que el corresponsal del diario español El País Francesc Relea le hizo al fanático López Obrador el domingo 16 de julio.
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Preguntamos entonces, ¿cuántos mexicanos deben morir para que Andrés Manuel sea presidente?.
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Días después en entrevista a Univision afirmo mesiánicamente a Jorge Ramos; "Yo soy el Presidente de México", sin mas…
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Fanatismo es pedir a sus seguidores quedarse en el Zócalo capitalino, ocupar las calles de Francisco I. Madero, Avenida Juárez y Paseo de la Reforma, de la Torre del Caballito a la Fuente de Petróleos sin importar las molestias que causaran a los que habitan, trabajan y transitan diariamente por ahí.
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Fanatismo es hacer vivir día y noche bajo la lluvia a sus "acarreados" en la calle durante estos días en los 47 campamentos que ordeno instalar ayer mismo, diciéndoles; "Reitero, no soy un ambicioso vulgar, no me mueve ni me interesa el dinero, el poder sólo tiene sentido cuando se pone al servicio de los demás".
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Fanatismo el de la Secretaria Seguridad Publica al mentir diciendo que los "acarreados amarillos" de ayer eran mas de 2 millones, cuando diversos medios certifican que fluctuaban entre 200 de 300 mil. Afortunadamente las movilizaciones limitan su radio de acción al Distrito Federal, aun cuando lo quieran hacer ver como un movimiento nacional que no lo es.
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Las presiones sobre el TEPJF cada vez son mayores, llegan desde diferentes frentes de manera pública y privada. Se bloquean edificios, calles, avenidas, y aunque apoyaremos las manifestaciones pacíficas que no dañen a terceros, ahora estos campamentos son muestra del fanatismo amarillo.
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El ambiente está cargado de odio y desconfianza. Las movilizaciones preocupan por el clima confrontado que se vive. México enfrenta una crisis riesgosa para su futuro, el fallo del Tribunal Electoral debe estar lejano al fanatismo de un solo hombre llamado Andrés Manuel López Obrador.
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Cartón de De la Torre
Periódico Excélsior
18 07 06
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