La muerte de Ramón Martín Huerta está plagada de "especulaciones" sobre qué hay detrás de ella, iniciadas, paradójicamente, desde la casa presidencial. ¿Qué hay de verdad detrás de la muerte del secretario de Seguridad Pública Federal, Ramón Martín Huerta?
Para quien vio el mensaje a la nación del presidente Vicente Fox el miércoles por la noche, está claro. Su íntimo leal e incondicional amigo, y colaborador, fue víctima de un atentado de la delincuencia organizada. O, ¿acaso no fue explícito cuando, con el gesto compungido, le dijo al país por televisión que Huerta y los otros ocho pasajeros que murieron al caer el helicóptero en el que viajaban, fueron "héroes que perdieron la vida en el ejercicio de la grave tarea que les encomendó la sociedad?"
Rubén Aguilar, vocero presidencial, exigía no caer en "especulaciones", buscando evitar que la idea de un atentado tomara cuerpo en la opinión pública. Nuevamente la casa presidencial quedo atrapada en contradicciones, alimentó la anarquía informativa como un producto de la crisis de liderazgo y gobierno en que la muerte de Huerta metió a Fox y a su equipo, y provocó que la percepción sobre un atentado se acentuara en diversos círculos de la sociedad. Pero la sociedad no es culpable. Estos tienen nombre y apellido, y se encuentran trabajando en el gobierno federal, con un presidente en plena retirada y sin rumbo.
¿Qué paso el miércoles? Se paralizó mientras los sistemas de información del Estado mexicano mostraron deficiencias ante el estrés de lo inmediato y de la impotencia por llegar rápidamente al lugar del siniestro.
El helicóptero Bell 412 en el que viajaba el secretario, es un aparato de alto rendimiento y gran potencia, cuenta de fábrica con un chip de GPS, sistema de rastreo satelital que ubica objetos, o a personas que se les implantar para ser localizados en caso de secuestro, en donde estén. Con esto quiero decir que desde el mismo momento en que no llegaron a la prisión de La Palma, 20 minutos después de partir del Campo Militar Marte, los buscaron por satélite realizaron llamadas a los celulares de los pasajeros encontrando como respuesta las grabaciones de recados en el buzón. Una hora después, el gobierno federal tenía ubicado el aparato, aunque no pudieron sobrevolar el área por el banco de niebla, por lo tanto una brigada del ejército inicio el recorrido a pie.
Hacia la una de la tarde, los militares vieron el helicóptero en una cañada y notaron movimiento, reportando la posibilidad de sobrevivientes. Al acercarse a la nave, según reporte interno del gobierno hacia las cuatro de la tarde, vieron que había fuego dentro del aparato, lo que origino la confusión original.
El ánimo del gobierno había cambiado absolutamente, antes de las cinco de la tarde, el presidente y varios miembros del gabinete, recibieron la confirmación de que Huerta y el resto de los pasajeros, estaban muerto. En dos horas crearon la estrategia mediática para contrarrestar lo que ya circulaba intensamente; "Fue un atentado".
Esta hipótesis podría desaparecer porque el helicóptero cambió la ruta en vuelo, lo que hacía imposible, por la orografía, que delincuentes con fusiles AK 47 dispararan hacia el rotor del helicóptero para derribarlo.
Sin embargo, si el banco de niebla impedía la visibilidad, ¿fue un misil como se especuló? Descartado, porque lo hubiera hecho explotar en el aire, con lo cual los restos de la nave hubieran quedado esparcidos por las cañadas, y no sólo en el sitio del impacto.
¿Alteración del altímetro? Podría ser, salvo que fue el piloto del helicóptero el que decidió meterse en la niebla y no fue la niebla la que los atrapó. Este helicóptero cuenta con dos lectores de "vor", instrumento que da la posición fija desde estaciones terrestres, en esta ruta hay tres "vores", en la ciudad de México, en Toluca y en Pastejé. Hay más, las cartas de navegación, por si fallaran los instrumentos, muestran que en esa zona, volando por encima de 13 mil pies, ya no encuentran cerro alguno frente a ellos. El helicóptero se estrelló a 11 mil pies. Es decir, todas las primeras evidencias, apuntan hacia una falla humana como causa de la tragedia.
¿Cómo actuó el gobierno? Se paralizo y se concentró en el rescate. La Presidencia asumió el papel de vocero del accidente, y por la noche encargó a la Secretaría de Gobernación, que maneja la política interna, o sea, le cargo la responsabilidad de informar, y a eso se le sumó el mensaje a la nación del Presidente Fox. Para que les quede claro, se le dio tratamiento de Estado al accidente.
Si se quería evitar rumores, el mensaje del Presidente tendría que haber sido redactado en forma radicalmente diferente concentrándose en la tragedia, sin señalar que son héroes, que murieron en cumplimiento del deber, porque si fue un accidente en un traslado a un acto rutinario, no murieron en la raya, como metafóricamente lo hizo ver Fox.
¿Por qué no responsabilizar a la autoridad competente, a la Dirección de Aeronáutica de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, como debe ser en estos casos? Así sucedió hace un año, cuando en la misma zona, un helicóptero privado de la misma marca y modelo cayó por las mismas razones, un banco de niebla, un error del piloto.
El gobierno debió manejar la tragedia como accidente, y no convertirlo en un asunto de seguridad nacional, como lo hizo. ¿Desde Los Pinos piden no caer en especulaciones? De acuerdo, pero que empiecen ellos, colocándose un bozal.