Reconocido como un gesto humanitario, la pronta respuesta del gobierno mexicano que brindó a damnificados del huracán Katrina en el sur de Estados Unidos, al final de cuentas quedó reducido a un gesto diplomático.
La tragedia que a causa de la tormenta Stan ha provocado devastación y muerte en los estados mexicanos de Chiapas, Veracruz y Oaxaca, será una verdadera prueba para conocer la capacidad de respuesta del gobierno de Vicente Fox Quesada, de las instituciones del Estado mexicano y de los ciudadanos en conjunto, a quienes los miles de damnificados reclaman eficacia más que gestos caritativos o diplomáticos.
La fuerza Impredecible e incontenible de la naturaleza alcanzó al territorio mexicano, como una mala jugada de esos fenómenos naturales, la tormenta entró precisamente a las regiones del país en donde reina la pobreza, lo que en dimensiones geométricas incrementa los efectos de la tragedia. Miles de mexicanos pobres de Chiapas, Oaxaca y Veracruz han perdido todo, han sido desplazados y llevados a albergues, pero hasta la tarde de ayer ninguna autoridad, municipal, estatal o federal, había sido capaz de diagnosticar y evaluar la dimensión de la tragedia.
Y si bien desde la noche del martes, en que Stan entró a territorio mexicano y descargó su furia de viento y agua en el sureste del país, el presidente Vicente Fox programó para la mañana del miércoles una visita a la zona de desastre que en realizó ayer al estado de Chiapas, al tiempo que el Ejército movilizó se movilizo a la zona para poner en marcha el Plan DN-3
En otra paradoja del gobierno del "cambio", resulta que mientras que la tormenta golpeaba a Chiapas, Oaxaca y Veracruz, la responsable de coordinar desde la Secretaría de Gobernación los operativos de Protección Civil, la panista Carmen Segura Rangel, se encontraba defendiendo su cargo ante senadores de todos los partidos políticos.
La crisis de corrupción, confianza y credibilidad que se vive en la coordinación general de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, a cargo de Carmen Segura, son el mejor ejemplo de que no basta la pronta respuesta del presidente Vicente Fox y del siempre efectivo Ejército mexicano, mientras que otras instancias del Estado mexicano responsables de atender los desastres naturales naufragan en medio de problemas de corrupción, de acusaciones por el presunto desvío a campañas electorales de recursos públicos previstos para atender a los damnificados de fenómenos naturales, y de justificaciones que intentan salvar la imagen del precandidato del PAN, Santiago Creel.
Carmen Segura Rangel
retrasó por casi dos años su comparecencia ante comisiones del Senado, pero justo cuando debía estar organizando los trabajos preventivos del golpe de la tormenta Stan en los estados de Chiapas, Oaxaca y Veracruz, se encontraba ante senadores de todos los partidos esquivando las denuncias de corrupción y asegurando que "no tengo por qué renunciar", a pesar de que informaciones periodísticas, testimonios de ex trabajadores de esa dependencia y evidencias públicas dejan ver que en la gestión de Santiago Creel Miranda al frente de la Secretaría de Gobernación, la corrupción y el uso electoral de recursos públicos se apoderaron de esa oficina estratégica para prever los desastres naturales, desarrollar la cultura preventiva y atender a los damnificados.
Hasta el momento nadie puede contener o impedir los efectos de un fenómeno natural como el de la tormenta Stan, pero los programas de Protección Civil que en los niveles municipal, estatal y federal deben activar los gobiernos de todo el país, tienen entre sus responsabilidades fundamentales precisamente la prevención de tragedias, la movilización de los potenciales damnificados a lugares de resguardo y la atención de quienes perdieron su hogar y fueron desplazados a diversos albergues.
Pero si en la cabeza de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, se trabaja con fines político electorales, qué se puede esperar de esas coordinaciones de Protección Civil en muchos de los municipios y en los estados alcanzados por la furia de la tormenta Stan.
Si bien en casos como el de Chiapas, en donde el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía alcanzó a reaccionar para activar el programa estatal de Protección Civil, lo que impidió la masiva pérdida de vidas en municipios como Tapachula. En Oaxaca y Veracruz los gobiernos estatales y municipales reaccionaron de manera tardía y a la destrucción inevitable se sumó la pérdida de vidas.
Ni el gobernador Ulises Ruiz, de Oaxaca, y menos Fidel Herrera, de Veracruz, hicieron lo necesario ante la amenaza de la tormenta.
Más aún, hasta la tarde de ayer nadie sabía bien a bien los niveles de la tragedia en municipios y comunidades de Oaxaca y Veracruz, en tanto que en Chiapas hay versiones de que la tragedia podría alcanzar dimensiones nunca vistas.
Por lo pronto, frente al embate de Stan en Chiapas, Oaxaca y Veracruz, el gobierno de Vicente Fox, los gobiernos estatales y las instituciones del Estado mexicano enfrentan el mayor de los retos de todo gobierno, el de dar respuesta pronta, eficaz, oportuna y suficiente a los damnificados por el impredecible e incontenible embate de la naturaleza. Y a pesar de los tiempos electorales, o acaso por eso, nadie puede hacer que "la virgen les habla".