Las oportunistas liberales o intelectuales de ocasión califican de “sociedad madura” a quienes participaron, alentaron, cobijaron y aplaudieron el desnudo colectivo en el Zócalo capitalino el domingo anterior.

Pero la madurez de una sociedad no se mide por la ausencia de inhibición frente a las cámaras de Spencer Tunick. Eso fue solo una manifestación de libertad, pero no vayamos a los extremos y nos declaremos “maduros”, cuando los hechos diarios en el país nos demuestran una inmadurez preocupante.

Seremos una sociedad madura cuando la autoridad capitalina tenga la capacidad de organizar a miles sin causar problemas de vialidad, ni ofender a automovilistas o destrozar comercios, lo que ocurre frecuentemente en la ciudad de México, y seamos capaces de repetir la fórmula dominguera con miras a ordenar las marchas y evitar el desquiciamiento y secuestro de avenidas. Ya demostraron que sí se puede que miles se manifiesten bajo cualquier circunstancia sin necesidad de ofender el libre tránsito de la sociedad hasta hoy humillada por el falso concepto de que “puedo hacer lo que quiera, porque hay libertad de manifestación”. ¿O acaso Tunick merece más respeto que millones de capitalinos?

No seremos una sociedad madura mientras este presente la intolerancia, y permitamos que los algunos radicales interrumpan la celebración de una misa de cualquier religión, como protesta más políticas que de credo, sin importarles la libertad de reunión de los demás.

No somos una sociedad madura porque permitimos que en la política nacional sobrevivan sujetos como Santiago Creel, Emilio Gamboa o Arturo Montiel, entre otros, que son aliados del poder enriquecidos a su amparo. Creel, quien ahora dice que hubo “presiones” para aprobar la nueva Ley de Radio y Televisión. Por qué no lo denunció cuando se legislaba y él era Secretario de Gobernación. Si hubiera ética en el PAN, ya lo hubieran expulsado por indigno.

Emilio Gamboa, será recordado como una calamidad al servicio del poder desde que era secretario particular del presidente Miguel de la Madrid, después, como secretario de Estado en la época salinista, y ahora escudero de Kamel Nacif, y legislador con intereses ajenos a las mayorías.

Arturo Montiel, caso típico del sátrapa que saquea las arcas de su estado y disfruta sus ofensivas propiedades bajo el manto de la impunidad. Como sociedad aun no tenemos la madurez para borrar a estos vividores.

No fuimos una sociedad madura cuando permitamos que por cuatro semanas fueran secuestrados el Centro Histórico y el Paseo de la Reforma como defensa poselectoral de un candidato a la Presidencia derrotado en las urnas. No fuimos maduros para exigir sin violencia, pero con firmeza que se respetaran nuestros derechos ciudadanos de libre transito consagrado en nuestra Constitución.

No somos una sociedad madura cuando toleramos que una enferma de poder como Elba Esther Gordillo, manipule a su antojo la educación básica del país. La maestra es en los hechos, la vicepresidenta de México, ella ordena, calla, ejecuta, manipula, censura, aprueba y rechaza. Y el gobierno del Presidente Felipe Calderón prefiere ser su aliado, en lugar de combatir su nefasta influencia que tiene hundido el nivel de la educación nacional, como sociedad no hemos alcanzado la madurez para exigir que la Gordillo deje de ser la dictadora del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE)

No somos una sociedad madura cuando dejamos que Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del Distrito Federal sea un gobernante aldeano que encabeza actos frívolos y superficiales como andar ridículamente vestido en bicicleta rodeado de guaruras y lambiscones, o apadrine quinceañeras muy humildes, o regalar garrafones de agua, mientras la ciudad esta gravemente enferma por la anarquía vial que provoca muertos y heridos todos los días, la venta de drogas y la prostitución infantil en el corazón de la Merced y la Alameda Central, sin olvidar el desabasto permanente de agua en todas las delegaciones. Y que decir de la impunidad de los constructores que esta llevando a la ciudad a una explosión incontrolable con la venia del gobierno capitalino, o la intención de vestir con chalecos y números a los motociclistas, con el estúpido pretexto de tener menos delincuentes.

No somos una sociedad madura cuando discriminamos a los homosexuales que se toman de la mano o se besan en público tratándolos como leprosos.

No somos una sociedad madura cuando queremos linchar a quienes no piensan como nosotros. A pesar de que Jorge Serrano Limón es un personaje con ideas retorcidas que ofenden a la mujer, tiene derecho a expresarse aun con el riesgo de lo que le ocurrió en las puertas de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal donde estuvieron a punto de ejecutarlo.

No somos una sociedad madura cuando fingimos que el único malo de la película fue Carlos Ahumada que a pesar de ser un pillo de la alta escuela, fue tratado como preso político por los gobiernos del PRD en el Distrito Federal, cuando muchos perredistas conocidos por todos se beneficiaron económicamente de su estúpida generosidad.

Seamos maduros entonces, pero de verdad, no solo cuando nos encueremos…

Tinterillo dice;

La revista Forbes ha publicado un ranking de los famosos que causan más hartazgo entre los estadounidenses, a la cabeza, Britney Spears seguida de Paris Hilton.

El público estadounidense está cansado de Britney Spears, Paris Hilton y Lindsay Lohan entre otras celebridades, según un estudio realizado por E-Poll Market Research que recoge la revista Forbes en su versión electrónica.
En la cabeza del hartazgo mediático está Britney Spears, el 72 % de los 3.000 encuestados calificó la presencia en los medios de la cantante como de "sobrexposición", frente al 54 % que obtuvo hace 5 años.
Paris Hilton, la que fuera su compañera de juergas y protagonista de numerosos escándalos, no se quedó a la zaga, un 68% de personas dijeron que había visto demasiado durante el último año en los medios.
Como me gustaría que hicieran esta encuesta en México, yo mismo podría hacer la lista de los “famosillos” de los cuales todos estamos hartos.





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