En Egipto las mujeres islámicas cuentan con tres playas exclusivas para poder broncear sus cuerpos con bikinis sin violar las normas de su religión.

A Imán Moustafa le encanta ir a la playa, pero sabe que su bikini es inaceptable para los preceptos del Islam, por eso cada vez que se bañaba, se cubría rápidamente y rezaba sobre la arena, la sensación de culpa estropeaba la diversión; "Me parecía que engañaba a Dios", dice Moustafa de 25 años.
La Femme es una de tres playas exclusivas para mujeres en este balneario lujoso del Mediterráneo que ofrece a las bañistas algo que no tiene precio, diversión sin culpa. Aquí las mujeres veladas, conservadoras y tímidas pueden bañarse en bikini, estando a salvo de la "severidad de Dios" y las miradas masculinas.
Las playas a 95 kilómetros al oeste de Alejandría, son parte de un negocio creciente que sirve a la nueva clase de egipcios religiosos, que a la vez son modernos, ricos y jóvenes. En estas franjas de arena se trata de conciliar "lo liberal y lo conservador, lo mundano y lo espiritual, la diversión y la devoción".
En las playas públicas, donde se juntan los sexos y se permite cualquier clase de indumentaria, las mujeres religiosas tienen un problema. Deben llegar temprano para encontrar un lugar apartado, algunas enfrentan las olas totalmente vestidas o con mallas islámicas que las cubren por completo. Moustafa prácticamente dejó de ir a la playa cuando decidió usar el velo hace cuatro años. En La Femme las mujeres se sueltan el pelo y la ropa para quedar en malla o pantaloncillos, se frotan la piel con bronceador y se tienden en la arena. Algunas bailan al son de la música pop árabe. Moustafa se quitó el pañuelo y cambió su falda amplia por un pequeño bikini floreado.
La playa está rodeada por juncos, y las porteras alejan a los hombres y las cámaras. Un día en La Femme cuesta 50 libras egipcias (unos 9 dólares) el abono para todo el verano, 60 dólares, un precio alto en un país donde los sueldos son bajos, pero vale la pena, dicen las mujeres.
"Me divierto sin pecar", dice una contadora de 27 años que se identifica como Heba. Hace siete años se hizo "moltazema", o sea que sólo puede vestir ropa larga y suelta. "Me gusta muchísimo el mar, pero no podía nadar porque sé que es haram (prohibido por la religión) mostrar el cuerpo a la vista de los hombres", dijo, mientras sostenía un libro en inglés sobre sus piernas desnudas y un anillo en un dedo del pie. "Los empresarios privados que tuvieron la idea de esta playa saben lo que necesita este país", dijo.
Yasmeen Dinana, de 16 años, dice que empezó a colocarse el velo hace dos años, tras escuchar un sermón de Amr Jaled, un joven predicador carismático que atrae a los jóvenes y los ricos al Islam. Jaled dijo que el profeta Mahoma se sentiría disgustado por las mujeres sin velo, recordó. "Yo pensé que el profeta ha sufrido mucho por nosotros y Dios nos ha dado tantas cosas, por qué no habría de usar el velo".
Los predicadores como Jaled hablan el lenguaje de la juventud y visten ropa occidental de buen corte en lugar de mantos y turbantes al guiar a la nueva generación en ese país de 72 millones de habitantes hacia el Islam y alejarla de la decadencia y el materialismo de Occidente. Con el renacimiento islámico han aparecido tiendas finas de moda para las mujeres veladas, con artistas que enseñan a colocarse el velo según las nuevas modas. En los videoclips de canciones religiosas aparecen jóvenes apuestos.
Marina encarna muchos de los contrastes de Egipto, por las calles, mujeres de minifalda caminan con otras cubiertas de negro de pies a cabeza, en algunas playas, hombres y mujeres están juntos, beben alcohol y no temen demostrar su afecto en público. Las porteras de La Femme visten bikini o pantaloncillos cortos.
Basma Magdy, de 21 años, estudiante de la Universidad Americana en El Cairo, no usa velo, pero se siente más cómoda en La Femme. "Aquí estoy tranquila porque sé que no estoy haciendo nada malo", dice.
Iman Moustafa dice que con el velo se siente como "una perla preciosa cubierta", me tomó tiempo comprenderlo. "Solía decirle a Dios, yo sé que debo usar el velo, pero soy joven, quiero llevar un vestido con los hombros al descubierto en mi boda y quiero usar bikini", dijo. "Ahora no me quitaría el velo ni por un millón de dólares, y el bikini exclusivamente en La Femme".