Son muchas las señales que apuntan a que lo sucedido en Acapulco, se trató de una "ejecución-mensaje"

La versión es conocida por todos, pero todos prefieren callar. Por seguridad sólo se atreven a "soltarla en corto", porque no quieren terminar como el corresponsal de Televisa Amado Ramírez al que un sicario, probablemente al servicio del narcotráfico, le metió seis tiros en el cuerpo matándolo el viernes pasado.

Buena parte del gremio periodístico del estado de Guerrero, y especialmente los que trabajan en Acapulco, tienen la certeza de que las policías estatal y municipal de Guerrero y Acapulco respectivamente, están al servicio del poderoso cartel de la droga al mando del El Chapo Guzmán. Pero muchos dicen que el Gobernador del estado, Zeferino Torreblanca y el Alcalde del puerto, Félix Salgado Macedonio, ambos miembros del PRD, saben de lo que se trata.

Como es natural existe indignación entre el gremio periodístico por el asesinato de Amado Ramírez. Pero en el fondo no hay sorpresa. Porque según comentan, al corresponsal de Televisa al igual que a otros informadores, voces anónimas le habían hecho llegar mensajes intimidatorios de muerte. Desde hace meses esa parece ser la regla del juego para el ejercicio periodístico, lo mismo en Guerrero, que en Sinaloa, Michoacán, Sonora y más estados infectados por los narcos. Informar del crimen organizado y el narcotráfico es sinónimo de muerte.

Y también muchos coinciden en que las características del crimen, el objetivo seleccionado, el día, el lugar, la hora y las facilidades que tuvieron los asesinos de Amado Ramírez, para escapar, la tibia respuesta de Televisa, la del Gobernador Torreblanca y la del Alcalde Salgado Macedonio, parecen las ideales para un mensaje entre bandas criminales con dedicatoria a los gobiernos municipales y estatales, y por supuesto al poder fáctico de Televisa.

Amado Ramírez no fue asesinado bajo el manto de la noche en un paraje desierto a las afueras de Acapulco, ni tampoco fue levantado, desaparecido, torturado y tirado sin vida lejos de testigos. No, fue ejecutado la tarde del Viernes Santo, el día más concurrido del año en Acapulco, en el centro de la ciudad al salir de la radiodifusora donde trabajaba donde minutos antes había criticado severamente la incapacidad policíaca, y la impunidad de los criminales que horas antes habían asaltado una joyería en un centro comercial que esta a unos pasos de la alcaldía del puerto y de la costera Miguel Alemán frente a decenas de turistas.

¿Por qué Amado Ramírez? ¿Por qué asesinarlo en Viernes Santo a unos pasos de la alcaldía a la vista de todos? ¿Por qué los servicios de emergencia y la policía llegaron 20 minutos después cuando ya había muerto y habían escapado el o los presuntos criminales?

Las interrogantes pueden aumentar al infinito, pero lo cierto es que son muchas las señales que apuntan a que se trató de una "ejecución-mensaje". Es decir, que Amado Ramírez no fue asesinado por lo que decía, sino por lo que representaba.

Por eso debemos seguir preguntando: ¿Por qué Televisa no acusó recibo? ¿Por qué dejó el asunto en un par de líneas escuetas sin más? ¿Por qué no apareció el aparato humano descomunal de la televisora para condenar de manera enérgica el hecho buscando la solidaridad social y gremial? ¿Fue mezquindad a secas o se trató de una estrategia mediática, algo saben, o algo ocultan? ¿Con esta mezquindad tasa Televisa a uno de sus corresponsales estelares? Pero hay más, ¿Adónde estaban Zeferino Torreblanca y Félix Salgado Macedonio? Se entendería que al momento del crimen estarían de vacaciones - acaso en Acapulco -, pero su chamba es de tiempo completo, ¿o no?

Por su larga carrera periodística, por su habilidad multimedia como periodista en prensa, radio y televisión, y porque era el corresponsal de Televisa, Amado Ramírez era un periodista símbolo en Acapulco y en el estado de Guerrero. Un criminal cualquiera que decide cometer un crimen cualquiera, no elige el Viernes Santo, a las 19 horas, ni un lugar tan céntrico para matar a un periodista como Amado Ramírez. Por eso es posible la versión de que fue una "ejecución-mensaje".

Por desgracia para Amado Ramírez y su familia -si seguimos con la misma hipótesis- sabemos quién es el mensajero, y lo sabemos porque está muerto y porque era periodista. Pero no sabemos quién envió el mensaje de muerte y quién es el destinatario de ese mensaje...

Del 2000 a la fecha han sido asesinados en México 28 reporteros, tres más siguen desaparecidos, y en ninguno de los casos, ninguna autoridad de cualquier nivel ha sido capaz de aclarar los crímenes y desapariciones, y mucho menos castigar a los culpables.

¿A quién le importa hoy, aclarar el crimen de Amado Ramírez…?




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