Para ti Mirabai

A mí sí me importa Miss Universo y te voy a decir por qué, los concursos de belleza son algo más que pasarelas para el gozo de machos en brama.

Los concursos de belleza son la gran oportunidad para cientos de mujeres jóvenes que jamás podrían estudiar, emprender negocios, colaborar en causas sociales o simplemente crecer por sí mismas, porque en todos los aspectos las cosas están mal en todo el mundo.

En Estados Unidos estudiar en una universidad es carísimo, por eso muchas
mujeres tienen acceso a becas y estímulos económicos que se traducen en colegiaturas vía los certámenes de belleza.

En muchos rincones de Hispanoamérica ser “Miss” significa salir del anonimato, ganar dinero y ser alguien importante e influyente ante la opinión pública. Si no hubiera concursos de belleza, miles de chicas en los cinco continentes estarían condenadas a permanecer en el anonimato y la pobreza.

Si en México ser “Miss” no es trascendental como en otros rumbos del planeta, no es culpa ni de Miss Universo ni del resto de los certámenes de belleza, es porque las empresas y las personas que se encargan de ellos están más preocupadas por su propia promoción y por su enriquecimiento, y no por ayudar a las concursantes.

Es lamentable la situación de Nuestra Belleza México, la mayoría de las cadenas mexicanas de televisión, que son muchas, piensen que la belleza no es un valor agregado que valga la pena promover. Por lo mismo nuestra televisión está saturada de mujeres grotescas por estar mal operadas, y de jovenzuelos repugnantes y musculosos de dudosa masculinidad. Por eso no tenemos parámetros de belleza.

Estamos perdidos, confundimos “exceso con perfección” y “hermosura con frivolidad”, por eso nos va como nos va, en los asuntos de anorexia, bulimia, obesidad, insatisfacción e ignorancia.

No sé tu, pero yo aplaudí el triunfo de Miss Japón cuando fue elegida Miss Universo 2007 el lunes anterior en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. Riyo Mori de tan solo 20 años es bailarina profesional y sueña con abrir su propia escuela de danza en Tokio. Ella no es La Tetanic, no baila como Niurka, no finge ser intelectual como Edith González, ni posa como las nenas de RBD. La Mori es una mujer muy bella y natural, agradable, espontánea, simpática y feliz, al menos eso proyecta.

Por cierto, esta es la segunda vez que Japón gana la corona de Miss Universo, la primera fue hace 48 años con la victoria de Akiko Kojima en 1959.

Dime si estoy equivocado, ¿vale la pena promover mujeres bellas, agradables, espontáneas y felices, o publicar fotos manipuladas por computadora o producir reportajes de hembras aparentemente perfectas, pero despreciables, sobreactuadas, infelices y llenas de vicios?

A mí por todo esto sí me gusta Miss Universo y quiero que más mexicanas puedan progresar participando en más y mejores concurs
os de belleza nacionales e internacionales, ya basta de doble moral, apoyemos el valor de la verdadera belleza.


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