Hoy se cumplen 100 años del nacimiento del cowboy que enamoró a Hollywood.

¿A alguien le dice algo el nombre Marion Michael Morrison? ¿Alguien recuerda que este jugador de fútbol americano y luego actor participó en más de 160 películas y fue protagonista en 131 durante 50 años de trayectoria (1926-1976)?

¿Alguien se acuerda de John Wayne, seudónimo adoptado y adaptado al cine, que cumplió el anhelo de muchos durante décadas y enervó la paciencia de muchos otros durante su última etapa como amante ardiente de la derecha estadounidense?

¿Alguien olvidó que lo recordamos por la misma razón que amamos las películas de Leni Riefensthal, porque son arte en movimiento, más allá de su ideología incompatible con las buenas enseñanzas sobre el bien y el mal?


Marion Michael Morrison, nacido en una granja en Winterset, Iowa, el 26 de mayo de 1907, fue bautizado como John Wayne por Raoul Walsh (1887-1990), director de cine al que le faltaba un ojo pero le sobraba olfato.

Este grandote debía llamarse John Wayne y no de otra forma. En los tiempos del cine mudo reinaron Tom Mix o William S. Hart, cowboys pioneros. Pero en el sonoro John Wayne se impuso incluso por encima de Randolph Scott, su histórico rival en la carrera por el "sombrero dorado de vaquero auténticamente masculino", y por encima de los mejores cineastas de su época. Una película de su tocayo John Ford, este genio no lanzó la carrera del Duque, -así le decían antes de Wayne- pero si le dio forma y fondo con un megáfono cuando gritaba "acción" y aparecia Wayne caminando, contoneándose como si pisara la pasarela de un desfile de modas para caballeros "de poca monta pero bien montados".


La diligencia (1939), Fuerte Apache (1948), Tres hombres malos (1948), Río Grande (1950), El hombre quieto (1952), Más corazón que odio (1956) y Un tiro en la noche (1962). Estas fueron las mejores películas de Ford y Wayne.

Guillermo Cabrera Infante, escritor anticastrista pero cubano hasta su muerte dijo; "John Wayne era el actor de las grandes epopeyas, es el vaquero por excelencia, y después de Gary Cooper no hay quien le saque ventaja con su lenta voz, su andar acompasado y su displicencia por la vida. La mayor epopeya de los tiempos modernos -la conquista del Oeste- lo tuvo a Wayne como protagonista leal, lúcido y admirable, exaltando en cada película el valor y la abnegación como escarapelas de vida".

John Wayne era y seguirá siendo un prototipo porque cabía -sin dejar resquicio- en el volumen exacto de su apariencia, pero también sabía escapar con sutileza de quienes despreciaron su talento, pero él era un actor, un verdadero actor, incluso un actor formidable.

Duke murió el 11 de junio de 1979 de un cáncer de pulmón y estómago, y desde entonces ningún revolver volvió humear igual...


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