¿Errores al reportar el gasto en medios? ¿No se sabe quién compró la publicidad? ¿Se va a investigar y nos deben el reporte final?

En cualquier reporte hay errores, pero no cuando la diferencia entre lo monitoreado por el Instituto Federal Electoral (IFE), y lo reportado por los partidos políticos en publicidad en radio y televisión asciende a 281 mil spots.

Nada más para dimensionar, uno de cada tres spots que saturaron la radio y la televisión hace un año fue pagado por algún alguien hasta hoy desconocido.

El IFE ya se puso "enérgico" y castigó a los partidos con unos 98 millones de pesos, y parece mucho dinero, pero no es más que uno de cada 20 pesos de los que les dio para gastar el año pasado.

Lo incomprensible de la violación a la ley, combinado con lo ridículo de la multa, es la expresión de la existencia de dos grupos oligopólicos conectados entre sí defendiendo privilegios en equipo. El de las dos televisoras (Televisa – Azteca) que concentran el 99 por ciento del gasto en publicidad, y el de los partidos políticos que controlan el 100 por ciento del acceso al poder.

Los miembros de ambos grupos se resisten a operar en con transparencia, porque en la negociación a oscuras es donde están las ganancias extraordinarias. Las televisoras que venden cada ves más caro, y las de algunos candidatos hábiles que saben conseguir apoyos encubiertos.

Sin embargo hay una diferencia entre el oligopolio de las televisoras y el oligopolio de los partidos que abre deja ver un rayo de esperanza. Mientras en el negocio de vender anuncios las dos televisoras siempre ganan, en el negocio de acceder el poder, los partidos y candidatos están metidos en un juego que "suma cero".

Es decir, en el negocio de los vendedores de spots no tiene importancia el porcentaje que se reparten entre ellos, porque el pastel crece elección tras elección, por lo tanto la rebanada que le toca a cada uno es enorme. Siendo el juego de la publicidad tan noble, es más rentable defender los monopolios, que pelearse entre ellos para repartirse entre ellos el pastel.

Pero en el caso de los partidos que defienden el que nadie pueda competir por fuera del sistema, también la competencia entre ellos y al interior de los mismos, unos ganan y otros pierden.

Por eso la sutil diferencia que tuvo la Ley Televisa durante la Legislatura pasada se está resquebrajando ahora. Todos los que apoyaron la ley creyeron que iban a recibir trato de consentidos durante el proceso electoral, pero resulta que cuando dos "consentidos" compiten entre sí, obligadamente uno es más consentido que el otro.

Volviendo a la contratación “amañada” de tiempo aire en radio y televisión por parte de los partidos, la forma de abordar el problema ha sido ampliamente discutida y tiene ventajas evidentes, por ejemplo la contratación exclusiva por parte del IFE.

Buscar tarifas preferenciales, rebasar los topes de gasto en las campañas y la simulación de compra existen, porque hay una recompensa enorme y la amenaza es mínima, los partidos reciben dinero del erario nacional, y el 70 por ciento es usado para contratar tiempo aire en los medios bajo muchas exigencias éticas, pero con jugosos premios para quien las viole.

Lo que necesitamos es eliminar al intermediario, cancelar las trampas que se crean en la negociación directa entre partidos y televisoras. Estas negociaciones no tendrían razón de existir si el IFE fuera quien compre los espacios publicitarios, ya que podrán revisar que las tarifas sean iguales para todos, que las pautas se respeten y que los topes de campaña sean reales.

Las presiones que ejercen las televisoras hacia la Corte y a los legisladores para defender los privilegios de la famosa Ley Televisa por un lado y la existencia de casi 300 mil spots "sin dueño", son parte del mismo desmadre, que no es otra cosa que una democracia amenazada por dos cadenas de televisión.

La semana pasada al cerrar una cesión del IFE, el consejero Andrés Albo en tono muy enérgico advirtió que las cosas no se quedarían así, que "la historia continuará", y que ellos solicitarán información a las empresas de radio y televisión para completar la investigación.

Es insospechada la ingenuidad del Consejero...

EL SILENCIO NO ES NEGOCIO

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