¿Qué hay detrás de las famosas pulseras de silicona? Se han convertido en un fenómeno de masas en medio mundo desde que estrellas de fútbol como Ronaldinho, Roberto Carlos y Beckham las empezaran a lucir en sus muñecas. Pero, ¿alguien se acuerda de la vocación solidaria con la que nacieron?

En 2004, el ciclista Lance Amstrong lanzaba, junto a la empresa Nike, una pulsera amarilla fabricada con silicona bajo el eslogan de "Livestrong" ("Vivir con fuerza") con el fin de recaudar fondos para la lucha contra el cáncer, una enfermedad que padeció el propio Amstrong.

Un año después ya se habla de la "fiebre" de las pulseras "Livestrong". Las ventas han desbordado a sus creadores. Se han vendido alrededor de 40 millones de brazaletes en más de 50 países y las tiendas no paran de pedir más a las fábricas.

La original era amarilla, color que vistió Amstrong en los seis tours que ganó después de superar el cáncer, ahora pueden encontrarse modelos en rojo, azul, verde, rosa o blanco. Deportistas, abogados, publicistas, ejecutivos o políticos las lucen en todas sus versiones por todo el mundo.

Ese ha sido el éxito. A pesar de que las pulseras no se anuncian, el hecho de que las lleven personalidades del deporte o la política las convierte en objetos de deseo para gente de todo estrato social.

Hay infinidad de páginas web que las venden por cantidades que oscilan entre los 60 y los 70 pesos en el caso de la "Livestrong" y los 140 ó 168 que cuesta otra pulsera que nació a partir de la lucha contra el racismo en febrero. También pueden encontrase ofertas que ofrecen, "un paquete de tres pulseras por 300 pesos".

En una tienda del poniente de la ciudad de México se han llegado a vender una media de 400 brazaletes al día, imitaciones y estafas.

Lejos quedan las intenciones solidarias que acompañaron al nacimiento de la famosa "Livestrong". Ahora millones de pulseras inundan el mercado junto a las genuinas, encaminadas a fines altruistas, conviven con otras con nombres tan ridículos como "cuñado power" o "fashion power" que causan sensación entre los adolescentes y no tan adolescentes.

Como olvidar las que surgieron con motivo del desafuero de Andrés Manuel López Obrador Jefe de Gobierno del Distrito Federal. En cada esquina o mercadito es fácil encontrarlas con diferentes mensajes y colores a precio realmente económico.

No solo se ha desvirtuado el contenido de la pulsera del famoso ciclista, sino también su forma. Las web están inundadas de anuncios de imitaciones que no ocultan el engaño con frases como “brazaletes de silicona similares a los de Lance Amstrong”.

Por si fuera poco, fraudes de mayor calado ya han empleado a las codiciadas pulseras como gancho. La oficina de UNICEF en México descubrió que en Internet se vendían brazaletes con el eslogan ‘Tsunami Relief’ (“Ayuda para el tsunami”) garantizando que los beneficios serian destinados a las campañas de UNICEF en el sudeste asiático.

El organismo denunció la estafa.

Adolescentes de ambos sexos se cuelgan varias y de diferentes colores pensando que serán más atractivos en su núcleo social y escolar, desconociendo cual es su origen.

Con su compra solo ayudan a “los piratas” que en estas pulseras vieron un ilicito ingreso mas.

¿Cuánto más de sí darán estas pulseras?

¿Fetiche, consumismo o solidaridad?


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